Según el dramaturgo irlandés George Bernard Shaw, “el artista dejaría morir de hambre a su mujer, que sus hijos fueran descalzos y que su madre tuviera que trabajar a los 70 años para poder sobrevivir, antes que trabajar en cualquier otra cosa que no sea su arte”. Pocas personas querrían alcanzar este grado de crueldad y obsesión en nombre de la creatividad. Sin embargo existen ciertos rasgos de personalidad comunes para la mayoría de individuos creativos, entre los que destacan, como propuso Shaw, una dedicación resuelta a un determinado campo de actividad y una firme creencia en el resultado final del trabajo que realiza.
Aunque las personas creativas a menudo son retratadas
como soñadoras y díscolas, de hecho más bien se caracterizan por ser
insistentes y perseverantes. La psicóloga Anne Roe estudió a 64 científicos
eminentes cuando trabajaban y en sus conclusiones afirmaba que todos ellos
sentían una “atracción irresistible por su trabajo”, haciendo a menudo muchas
horas extraordinarias porque preferían trabajar a hacer cualquier otra cosa.
Motivados por un celo que en ocasiones rozaba el fanatismo, los científicos
eran excepcionalmente productivos. La cantidad y la calidad, descubrió Roe,
solían estar relacionadas. Las personas que más trabajan también suelen ser las
que dan los mejores resultados.
Innovadoras e independientes
Los estudios indican que las personas
innovadoras normalmente necesitan trabajar de manera independiente. Aunque les
interesan las ideas de las demás y pueden dejarse influir por la gente que
admiran, estos individuos también son resueltos e independientes. Como
generalmente prefieren trabajar por su cuenta, las personas creativas no
aguardan las instrucciones o los planes de los demás.
Una cierta dosis de inconformismo –a veces
frisado por la excentricidad- caracteriza a muchos pensadores originales.
Einstein, por ejemplo, a veces aparecía en público con un solo calcetín. A un
nivel más profundo, algunos creadores parecen haberse anticipado a su tiempo
porque sus ideas son demasiado avanzadas; es sólo después de su muerte cuando
son considerados geniales. A pesar de todo, los inconformistas frecuentemente
perseveran en la consecución de sus ideas, por impopulares que puedan resultar
entre sus contemporáneos.
La interpretación flexible
Otro rasgo de carácter comúnmente asociado
a la creatividad es lo que el psicólogo John S. Dacey denomina “tolerancia a la
ambigüedad”. A las personas menos creativas les desagradan las situaciones en
que no saben cómo deben reaccionar. Una persona innovadora disfrutaría gozosa
en envite. Enfrente de una obra de arte de vanguardia, por citar un caso, las
personas con poca creatividad pueden sentirse molestas porque el objeto no les
da ninguna pista sobre cómo responder: ¿qué se supone que debe hacer: reírse,
escandalizarse o decir que es muy mono? A la persona creativa le encantaría
probar diversas respuestas posibles, y no sentiría la necesidad de resolver
ninguna contradicción.
Este disfrute de la ambigüedad acompaña el
deseo de asumir riesgos. La persona creativa no teme enfrentarse a nuevas
situaciones o sentirse paralizada por la posibilidad de fracasar.
El enfoque a largo plazo
Las investigaciones sobre la personalidad
creativa han puesto de manifiesto otras muchas características compartidas. Por
ejemplo, los individuos creativos suelen preferir las recompensas a largo plazo
a las ganancias a corto plazo. En la universidad de Stanford, el investigador
Walter Mischel descubrió que esa característica se desarrolla en la infancia. Los
niños que prefieren esperar a que les hagan un gran regalo a contentarse con un
pequeño ofrecido en el momento, es más probable que cuando se hagan mayores
sean personas creativas.
Si bien la recompensa es importante para la
gente creativa, no siempre consiste en incentivos materiales, como por ejemplo
dinero. Un estudio realizado con poetas descubrió que menospreciaban su trabajo
cuando lo que les pagaban por él, parecía mermar el placer puro de la creatividad.
Tal vez los poetas se habrían sentido más motivados si les hubieran dado
recompensas menos tangibles, como por ejemplo elogios, respeto y admiración.
Inteligencia y creatividad
Un sentido estético bien desarrollado es
otro rasgo de las personas creativas. Puede parecer obvio que la expresión
artística exija una valoración de la belleza, no obstante esta misma
sensibilidad puede jugar un papel importante en el trabajo científico. Los
matemáticos aprecian la elegancia, tanto como la precisión, de una solución
correcta, y pueden encontrar placer estético en la simetría de una ecuación.
Muchos investigadores han estudiado la
relación entre la inteligencia (tal como viene medida con las pruebas de
inteligencia) y la creatividad. La
mayoría de los psicólogos conviene en que estas dos cosas no son lo mismo. Los
psicólogos Jacob Getzels y Philip W. Jackson elaboraron una prueba para
adolescentes que pretendía ilustrar esta diferencia. Los adolescentes se
dividían en dos grupos que distinguían a aquellos que mostraban signos de ser
altamente creativos de aquellos que simplemente tenían un coeficiente
inteligencia alto. A todos les pidieron que mirasen la foto de un hombre de
negocios en una butaca avión, luego ambos grupos debían escribir una frase sobre
lo que podría estar pasando en la foto.
a mayoría de los chicos y chicas del grupo
con coeficiente de inteligencia alto escribió que el hombre regresaba de un
viaje de negocios coronado por el éxito. Se sentía feliz, decían, y tenía ganas
de ver a su familia. Por su parte, los adolescentes creativos preferían
inventarse situaciones menos convencionales. Uno escribió que el hombre acababa
de divorciarse de su mujer, a la que no soportaba porque se ponía demasiada
crema facial por la noche. Según la elaborada historia de este joven, la cabeza
de la mujer resbalaba sobre la almohada y chocaba con la de su marido, quien
hacía elucubraciones para inventar la fórmula de una crema facial
antideslizante.
Las diferencias entre estas historias indicaban que los individuos creativos son más originales y vivaces en sus ideas, mientras que las personas inteligentes pero poco creativas son bastante más convencionales.
No es de extrañar que un coeficiente de inteligencia alto no sea garantía de una personalidad creativa, aunque los resultados de las pruebas de inteligencia de las personas creativas suelen superar la media. Un genio como Einstein, que logró combinar una inteligencia sobresaliente con una prolífica creatividad, fue más bien una rara excepción a la regla.
Lo nuevo contra lo viejo
Pese a todo, ni Einstein ni Charles Darwin destacaron
en la escuela, un fracaso común a un gran número de personas creativas. Como
comenta el escritor norteamericano Thomas G. West en su libro In the Mind's Eye, “las personas
excepcionales a veces son mejores creando conocimientos nuevos que absorbiendo
y reteniendo los viejos… algunas de las mentes más lúcidas pueden encontrarse
al fondo de la clase”. No se valore en función de sus resultados académicos. En
algunos aspectos, cuando menos atada se halle su mente, mayores son sus
posibilidades de formular ideas nuevas.
Nadie posee todas las características
ideales de una personalidad creativa en igual medida. (…) Formarse una idea más
clara de sus características particulares debe proporcionarle unos sólidos
conocimientos sobre los que construir sus habilidades creativas.
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Tomado íntegro de:
Anónimo.
(1997). Personalidad creativa. Desarrolle
su mente. [Enciclopedia impresa]. Lima: GRIJALBOMONDADORI,
S.A.
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