Hace
unos días escuché un comentario que me dejó un poco atónito. Una madre de
familia comentaba acerca del nuevo suceso familiar, por fin su hija ingresaba a
la universidad. Explicaba que después de mucha indagación para ver la opción
más conveniente, se inclinó por la universidad privada X; pues era la más económica
y cercana a casa, lo que significaría un ahorro económico para la familia.
Obviamente
esta señora está en el mismo dilema que muchos de padres y madres de familia
(PF) de estos tiempos, los cuales pretenden hacer profesionales a sus hijos a
toda costa. Motivo por el cual, precio y comodidad parecen ser más importante que todo lo otro, y la meta consiste en que el joven obtenga un cartón con qué
defenderse en el futuro.
Sin
embargo, ¿cuáles son los criterios que deberíamos considerar para seleccionar
la universidad que acogerá a nuestros hijos durante su etapa de formación
profesional?
Antes
de ofrecer alguna recomendación al respecto, aseguro que siento mucho respeto
por quienes logran hacer profesionales a sus hijos “contra viento y marea”;
pero considero también, que es una responsabilidad de los PF preocuparse por conocer
el modelo educativo de la institución que formará profesionalmente a sus hijos.
Investigar
por ejemplo: ¿cuál es el compromiso social que, tanto la universidad como la
carrera académico profesional, han asumido con la comunidad aledaña?, ¿cuál es el
porciento de docentes con grados académicos alcanzados y qué estrategias sigue
la institución para garantizar la capacitación constante de su plana docente? Además,
¿qué elementos se tienen en cuenta para la contratación del personal docente?
Asimismo, ¿cómo se promueve la investigación científica entre educandos y docentes, en qué estado se encuentra la producción intelectual en la universidad? y ¿cómo se fomentan los intercambios académicos tanto en lo local, nacional e internacional?
También
los PF deberían preocuparse por conocer si la institución idónea cuenta con una
estrategia para el cuidado del medio ambiente y cómo se asume esta
responsabilidad a nivel institucional. Igualmente, ¿cuáles son las perspectivas
de ubicación laboral que tienen los estudiantes una vez egresados?, ¿cómo se
embrisca la universidad con la cultura territorial?, ¿cuenta la institución con
autoridades académicas prestigiosas?, ¿con qué frecuencia realizan congresos,
talleres, encuentros, etc.?
En
conclusión, los PF deben poner la pasividad y el facilismo a un lado y procurar
para sus hijos aquella institución que, además de contar con los atributos
mencionados y garantizar al estudiante instalaciones pertinentes como salones,
laboratorios, centro de información, puestos de salud, merenderos, entre otros;
esté alineada con las nuevas tendencias de la educación superior. Que propicien
la formación profesional, pero aderezada con elementos científicos,
tecnológicos y humanistas como la única forma de convertir al educando en un
profesional integral útil a la sociedad.
Obviamente, los PF tendrán que sudar la camiseta en este empeño, pero al final podrán inclinarse por aquellas instituciones más cercanas a las sugerencias presentadas en párrafos anteriores. De ser al contrario, lo ideal podría seguir siendo inalcanzable.
Obviamente, los PF tendrán que sudar la camiseta en este empeño, pero al final podrán inclinarse por aquellas instituciones más cercanas a las sugerencias presentadas en párrafos anteriores. De ser al contrario, lo ideal podría seguir siendo inalcanzable.
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